Horas. Horas de infancia sentado delante de una cadena demúsica grabando cintas para poder escuchar aquellas canciones siempre que quisiera aún después de devolver a mis colegas sus vinilos. Cuando conseguir música era más complicado que hacer un simple click, cuando nos aprendíamos las canciones más despacio porque había que rebobinar, y a base de boli bic.
Eso era el cassette, el mayor avance hasta internet en lo que a descubrir nuevos sonidos y compartir los nuestros se refería. Grabar un recopilatorio para la chica que te gustaba era una tarea agotadora, y lo recibía como el mejor de los regalos. Su sonido no era muy pulcro tras veinte reproducciones, pero seguía valiendo la pena.
Si todavía tienes tu colección de cintas en la correspondiente caja de zapatos o en ese cajón que nunca se abre al lado de tu equipo de sonido y te gustaría recuperar algunas de las piezas que allí estaban registradas, este es tu accesorio. Su nombre Cassette To iPod Converter, tan lógico como fácil de recordar.
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